Arthur Brooks, el gurú de la felicidad de Harvard

Arthur C. Brooks, el renombrado científico de la Universidad de Harvard, conocido por definir la felicidad como el resultado de satisfacer unos aspectos básicos durante nuestra vida cotidiana, y que se evidenciará mediante la aparición de ciertos sentimientos positivos, acaba de publicar un análisis en el que desarrolla cómo evitar errores costosos en la vida. “El amor romántico es el problema más complejo en el sentido de que el concepto de estar enamorado es bastante fácil de entender (te amo, tú me amas y ambos sabemos cómo se siente eso), pero alcanzar ese estado es un problema imposible de resolver de manera científica”, sostiene. A las mentes más brillantes de la historia les rompieron el corazón, “tomaron decisiones idiotas mientras estaban enamorados y sus relaciones fracasaron sin entender realmente por qué”, reflexiona en su artículo publicado en The Atlantic Daily.

Dopamina, endorfina, oxitocina (también conocida como la hormona del apego), vasopresina, todas ellas conocidas como las hormonas ‘del amor’ que de una forma u otras participan en el proceso del enamoramiento. Son mensajes químicos que envía nuestro cerebro y en el caso del amor, cada una tiene una razón de ser.

Enganche, adicción y placer

Por su parte, los científicos han desarrollado una comprensión del proceso neuroquímico cuando nos enamoramos: los sentimientos iniciales de atracción implican hormonas sexuales; el aumento de norepinefrina y dopamina crea una sensación de anticipación y euforia; los estudios plantean la hipótesis de que una caída de la serotonina puede llevar a pensamientos reflexivos sobre la persona amada; y las hormonas oxitocina y vasopresina fomentan un vínculo de pareja que, idealmente, puede durar toda la vida. “Cuando estás enamorado, especialmente en las primeras etapas, te sientes adicto a la otra persona y, de hecho, se exhibe una actividad parecida a la adicción a las drogas en las regiones de placer y dolor de tu cerebro”.

Especialmente en sus primeras fases, el amor romántico profundo se siente de hecho espiritual. Según una encuesta marista de 2011, el 74% de los hombres estadounidenses y el 71% de las mujeres respondieron afirmativamente a la pregunta “¿Crees en la idea de las almas gemelas, es decir, dos personas destinadas a estar juntas?” Este sentimiento compartido de conexión trascendente, de unidad, no es una coincidencia: tanto el amor romántico como las experiencias místicas se caracterizan por una intensa emoción positiva, incluso extática, así como por una actividad inusual en las regiones temporolímbicas del cerebro.

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